¿Cuándo una moda es una moda y una ten-
dencia una tendencia? Generalmente, solo el
tiempo lo puede decir. Pensé en eso cuando
leí unos comentarios de “expertos” sobre
algunas recientes tendencias de viaje.
¿Seguirá la gente viajando a países como
México para someterse a procedimientos de
cirugía plástica más baratos? ¿Producirá la
popularidad de las hosterías de lujo un
aumento en los viajes de la nueva onda de
“mochileros pudientes”? ¿Continuarán los
turistas tomando autofotos frente a atraccio-
nes icónicas para colocarlas en los medios
sociales?
Ciertas tendencias se salen de la norma.
El deseo creciente de viajar con mascotas ha
puesto tal presión en las compañías hoteleras
que estas han debido relajar sus reglamentos
o crear nuevas políticas al respecto. La
demanda de los mileniales por áreas públicas
más atractivas está impulsando a los hoteles
a crear un ambiente de cafetería/club en el
lobby
.
Por supuesto, no podemos olvidar el
turismo marihuanero. Aunque es ilegal según
las leyes federales, el uso recreativo de la
marihuana, legalizado en algunos estados, ha
originado una industria mediante la cual cier-
tas compañías ofrecen paquetes turísticos
que incluyen recogida en el aeropuerto y cla-
ses de cocina con
cannabis
.
Independiente de su opinión sobre el
tema, tiene que admitir que esto crea implica-
ciones bastante interesantes para la industria
del turismo. ¿Verán los complejos de tiempo
compartido en Colorado (o en Oregón y
Washington) un aumento en la demanda de
aquellos turistas que desean vivir (o revivir) la
experiencia de la yerba? ¿Puede una asocia-
ción de propietarios votar sobre la aceptación
del uso recreacional en sus unidades? Sin
duda, un terreno desconocido. Esté atento.
Acceso en lugar de posesión
El “consumo colaborativo” es otra reciente
novedad en el sector turístico, plena de ambi-
güedad e incertidumbre. También llamada
economía colaborativa y economía entre
iguales se refiere al modelo económico que
permite a la gente compartir e intercambiar
bienes y servicios, por lo general, a través de
plataformas en línea. Las redes sociales
facilitan a individuos publicar y llegar a un
gran mercado, al igual que permite a los
consumidores obtener recomendaciones,
encontrar información y transar negocios con
personas totalmente desconocidas.
Este sistema enfatiza el acceso en vez de
la posesión de bienes y servicios que varían
de cortadoras de césped a un viaje al aero-
puerto. ¿Para qué ser dueño de algo cuando
se puede alquilar por el tiempo que se nece-
sita? ¿Suena familiar? El concepto del tiempo
vacacional compartido podría identificarse
como pionero de la economía colaborativa.
Desde que nuestra industria empezó en la
década de los 60, nos hemos basado en un
argumento similar: ¿Para qué invertir en una
casa de vacaciones cuando usted puede
pagar por solo la cantidad de tiempo que la va
a usar?
Justicia equitativa
Yo he hablado con algunos de ustedes sobre
las implicaciones de los servicios de aloja-
miento entre iguales en nuestra industria. Por
supuesto aplaudimos el espíritu emprendedor
de la economía colaborativa, pero nos
preocupan y, con razón, las reglas de juego
desiguales, según las cuales estas jóvenes
empresas no tienen que cargar con el peso de
las obligaciones tributarias y el marco norma-
tivo que las industrias convencionales de
hotelería y de tiempo compartido deben acatar.
Los millones de viajeros que utilizan ser-
vicios como Airbnb, VRBO y Roomorama
esperan —al igual que cuando se alojan en
hoteles o en complejos de tiempo compar-
tido— que exista un cierto nivel de resguardo
al consumidor así como regulaciones relacio-
nadas con protección contra incendios,
seguridad de las tarjetas de crédito, permisos
de comercialización y otros. Pero, eso no
ocurre necesariamente así.
En aras de la justicia, tales protecciones al
consumidor así como las tasaciones tributa-
rias deben aplicarse de modo equitativo a
estos nuevos sistemas —tal como se hace
con la industria hotelera en general. En los
Estados Unidos, la Comisión Federal de
Comercio ya está explorando su papel regula-
torio en la economía colaborativa. A niveles
local y municipal, ciudades desde Londres
hasta Portland están alertando a los pro-
veedores de estos alojamientos alternativos
a seguir las leyes locales que aplican a las
empresas hoteleras tradicionales.
Palabras sabias
Mientras tanto, la Asociación Norteamericana
de Fomento de Complejos Turísticos (ARDA,
por sus siglas en inglés) se ha comprome-
tido a observar este asunto, ofreciendo
directrices y orientación, según sea pertinente,
y trabajar junto a sus colegas aliados con el
objeto de asegurar que la industria del tiempo
compartido no sea afectada de forma
inadvertida con nuevas legislaciones o regla-
mentos dirigidos a la economía colaborativa.
No se puede negar que este modelo eco-
nómico es mucho más que una moda, sobre
todo cuando el valor de compañías como
Airbnb alcanza los miles de millones de
dólares. De manera que, en el espíritu de
compartir, permítanos darles a conocer la
sabiduría que hemos acumulado en más de
50 años. La economía colaborativa es digna
de ser celebrada por toda la flexibilidad y
opciones que ofrece. Pero, es crucial poner
en marcha reglas sólidas que aseguren los
beneficios del producto y la sostenibilidad y
éxito del negocio. Leyes que protejan a los
consumidores y aseguren la regularidad, pro-
tección y seguridad son necesarias no solo
por el bien de los consumidores, sino para la
existencia del negocio mismo.
1
PUNTO DE VISTA
POR
Craig M. Nash
PRESIDENTE Y DIRECTOR EJECUTIVO
INTERVAL LEISURE GROUP
Gracias por compartir