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Westgate también acoge a los gatos, que muy a menudo son

excluidos por preocupación de las alergias que podrían causar. Los

equipos modernos y las prácticas de limpieza profunda, incluso el

cambio frecuente de los filtros de calefacción y aire acondicionado son

muy eficientes en la eliminación de alérgenos. Además, “lo fantástico

de los gatos es que no ladran”, comenta Waltrip riéndose.

Lo peor que un operador de hotel o complejo puede hacer es

tomar la decisión de aceptar mascotas a regañadientes. En su mayo-

ría, los amos de animales domésticos son los viajeros más considera-

dos. Los hoteles o complejos que traten a sus regalones como una

molestia, que impongan demasiadas restricciones, tarifas o depósitos,

con seguridad verán que las “buenas relaciones” que esperan crear

van a tener el resultado opuesto.

Las grandes cadenas hoteleras han descubierto que los servicios y

detalles especiales rinden buenos dividendos. Además de boles para

el agua, juguetes y bolsas plásticas para la basura, Kimpton Hotels

ofrece información sobre servicios de aseo, veterinarios y paseantes

de perros locales. Quienes llegan al Hotel Monaco en Portland,

Oregón, reciben un mapa que indica los restaurantes y bares que

aceptan mascotas. El Westin New York Grand Central facilita las rela-

ciones entre huéspedes y personal entregando un letrero de privacidad

para colgar en la puerta: “Perro en la habitación”.

¿Adiestrar a los amos?

El mayor punto de fricción para muchos amos es la regla de Westgate

de no permitir dejar perros solos en la habitación. “La gente no deja a

sus bebés sin supervisión, pero tienden a hacerlo con sus perros”,

comenta Waltrip. “Tan pronto como un perro se siente abandonado,

empieza a ladrar y molesta a todos en la propiedad”. Westgate

Resorts, además de la tarifa de limpieza, ahora exige un depósito por

adelantado en caso de daños, luego que un perro arruinó una puerta

con sus rasguños.

La clave es esperar que pueden surgir problemas y tener planes

para resolverlos. “A su llegada, entregamos a los dueños estipulacio-

nes muy claras sobre lo que pueden y no pueden hacer. Les hacemos

firmar una lista con todas nuestras reglas de manera que no exista nin-

guna duda. Si después de todo esto se produce un incumplimiento se

cobra el cargo al final de su estadía”.

La escapatoria jurídica con los animales de servicio

Sin embargo, la política más detallada no es suficiente para enfrentar a

quienes fingen viajar con un animal de servicio. Estos animales están

adiestrados especialmente para realizar tareas en beneficio de alguien

con un impedimento físico, de manera que las normas para animales

domésticos no aplican para ellos. Los hoteleros y gerentes de comple-

jos están obligados por la Ley para estadounidenses con discapacida-

des a recibir perros de servicio entrenados para ayudar a personas con

problemas para caminar o en sillas de ruedas. Sin embargo, dado que

el 90% de las discapacidades no son visibles, cualquier huésped

puede afirmar que viaja con un animal de servicio.

“Por desgracia, existe un abuso masivo de esta ley, lo que es extre-

madamente perjudicial para la gente que depende de sus animales para

una variedad de tareas”, dice Waltrip. “Cuando alguien se presenta

acompañado de un chihuahua y dice que es un animal de servicio desa-

credita a quienes de verdad necesitan animales de servicio”.

Hay solo dos preguntas que el personal de un hotel puede hacer

cuando las respuestas no son claras: “¿Este animal es necesario porque

existe un impedimento físico?”. Y “¿Qué trabajo o tareas está adiestra-

do para realizar?”. Los amos no tienen obligación de proveer docu-

mentos, certificados, pruebas o detalles de sus incapacidades o sobre

el entrenamiento de los animales y los complejos no pueden cargar

tarifas adicionales a menos que el animal cause algún daño.

Un juego de malabarismo

Por ahora, Waltrip y otros gerentes de hoteles y complejos pueden solo

desahogarse en privado y hacer todo lo posible por recurrir al buen

carácter de sus huéspedes. “Es un tema delicado”, él admite. “Tener

un animal es una responsabilidad, es como tener niños. Debe modifi-

carse el estilo de vida para cumplir con tal responsabilidad y eso se

convierte en un problema cuando los dueños de animales esperan que

todos se adapten a su estilo. Estamos en el negocio de servir a las

familias, de manera que tenemos que proveer un equilibrio para el bien

común”.

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LWA/Larry Williams/Glow Images; Flirt/SuperStock

Para desarrollar una política de

aceptación de animales

Si usted decide aceptar mascotas, Mark Waltrip de Westgate

Resorts recomienda delinear una política breve y específica para

entregar a los huéspedes junto con la confirmación de su reserva

la cual deben firmar cuando lleguen a la propiedad. Esta debería

cubrir las siguientes áreas clave:

¿Existen regulaciones locales o estatales que usted debe

acatar?

¿Qué tipo de animales aceptará? (gatos, perros, pájaros,

reptiles, etc.)

¿Cuántos animales aceptará por habitación?

¿Tendrá un límite de peso?

¿Qué tarifa cargará? ¿De limpieza? ¿Por noche? ¿Un depósi-

to reembolsable en caso de daños? ¿Todo lo indicado?

¿Proporcionará servicios especiales para los animales?

(Vasijas para el agua, colchonetas, camas para perros, galle-

tas o juguetes, bolsas para residuos, etc.)

¿Tendrá un área para que los perros jueguen? ¿Qué zonas

estarán prohibidas?

¿Podrá dejarse la mascota sola en la habitación? En caso

contrario, ¿entregará una lista de cuidadores y paseantes de

perros aprobados?

¿Proveerá una declaración de responsabilidad para proteger-

se en caso de que un animal lastime a un huésped o a un

empleado?