Gatos y perros cosmopolitas
Por costumbre, en Europa ha existido una actitud más relajada con
respecto a la presencia de mascotas en la vida cotidiana. En los
Estados Unidos es aún noticia destacada que los hoteles
boutique
Kimpton acojan a los huéspedes de cuatro patas durante recepciones
nocturnas en 27 ciudades estadounidenses. En Europa, los perros han
recorrido París en el Metro y han sido bienvenidos en cafés y tiendas
de moda por años. Los residentes de la Unión Europea pueden cruzar
fronteras con perros, gatos y hurones que tengan un microchip de
identificación y certificados de vacuna contra la rabia al día, y alojarse
sin ninguna traba, prácticamente en todo el continente. Schmiak cal-
cula que el 90% de los hoteles austriacos aceptan mascotas. Viajar
con ellos al Reino Unido, Irlanda, Finlandia y Malta es un poco más
complicado, dado que exigen tratamiento para la lombriz solitaria equi-
nococo y una posible cuarentena.
Llevar mascotas en viajes transatlánticos de una o dos semanas
de vacaciones es algo que casi nunca merece sufrir el estrés y moles-
tias relacionadas, tanto para los animales como los amos. Pero en los
Estados Unidos, el nicho de negocios para las propiedades que acep-
tan animales domésticos es imposible de ignorar, sobretodo en com-
plejos con grandes mercados donde los amos pueden viajar en
automóvil con sus regalones. De acuerdo con la Asociación Americana
de Prevención de la Crueldad en los Animales (ASPCA, por sus siglas
en inglés) casi la mitad de los hogares estadounidenses tiene un perro
y un 37% un gato. En 2014, en la tercera encuesta anual realizada por
Petplan, compañía proveedora de seguros para mascotas, el 80% de
más de 4.000 encuestados dijo que no saldría de sus hogares sin sus
mascotas y más de la mitad admitió que prefería viajar con su animal
regalón que con ¡su pareja de dos piernas! Una consulta de opinión
realizada en 2013 por TripAdvisor reveló que el 28% de más de 1.100
encuestados estadounidenses decidiría no viajar a un destino que no
los acepte.
Dicho esto, el número de propietarios que efectivamente vaca-
ciona con sus perros no siempre confirma estos resultados. “En rea-
lidad, no sobrepasan la media docena durante un fin de semana
cualquiera”, indica Waltrip. El porcentaje es más alto en ALR
Alpenland Sporthotel, que cuenta con 140 unidades. Al respecto,
Schmiak indica: “a veces tenemos 10 perros en el hotel, otras veces
ninguno, incluso en temporada alta”.
Serias consideraciones
La política de aceptar animales puede estar asociada con la buena dis-
posición de los propietarios del complejo o con el deseo de llenar habi-
taciones. Sea cual sea la razón, es algo que no puede tomarse a la
ligera.
“Mi recomendación es que hay que pensarlo con mucho cuidado”,
afirma Waltrip. “Hay muchos asuntos ligados a un cambio drástico
como este y van desde asegurarse que los huéspedes entiendan clara-
mente los procedimientos y reglas que se estipulan al llegar al complejo
hasta inspeccionar las habitaciones cuando se retiran del hotel. Una vez
que se adopta una política de este tipo, no se puede volver atrás. No es
posible decir a sus clientes: “lo siento, cambié de idea”.
Una de las primeras cosas que hay que averiguar son las reglas
locales que pudieran afectar de alguna manera la política de aceptación
de mascotas. Por ejemplo, en los Estados Unidos, la mayoría de los
estados requieren que los amos porten certificados de vacuna contra la
rabia al día, además de una etiqueta en el collar del animal. Los hoteles
y complejos que les dan entrada tienen el derecho de solicitar a los due-
ños que presenten documentos de sanidad de los miembros de cuatro
patas de su familia a la llegada al establecimiento. Podría haber reglas
locales o estatales concernientes al número de animales autorizados por
habitación así como requisitos especiales de limpieza. Las reglas de la
Unión Europea exigen que los cuartos que los alojan deben limpiarse
con productos químicos específicos. ALR Alpenland Sporthotel cobra
15 euros adicionales por día para cubrir los gastos de limpieza a fondo.
Además, las cuestiones logísticas son vitales en lo que respecta
al bienestar del resto de los alojados. ¿Permite la disposición de los
edificios una entrada y salida fácil para los huéspedes que sacan a
sus perros a caminar en la mañana? ¿Hay una zona específica y mar-
cada, alejada del tráfico normal de los huéspedes, donde los anima-
les pueden jugar?
Atención especial
Desde un punto de vista operativo, es importante tener normas y regu-
laciones claras que permitan su fácil cumplimiento por parte de los
amos de las mascotas y del personal del complejo, que incluyan: razas
aceptadas, restricciones de tamaño, tarifas y obligaciones potenciales
de ambas partes.
Las propiedades de Westgate tienen habitaciones sin alfombras
para quienes viajan con animales, parques para perros en los comple-
jos y provisiones en los minimercados de la propiedad. Los perros que
pesan hasta 27,2 kg (60 libras), más del doble del límite de 11,3 kg (25
libras) que es el estándar en la mayoría de los hoteles son bienvenidos
(uno por habitación). Sin embargo, ciertas razas conocidas por su
agresividad están prohibidas. “Nuestros huéspedes no quieren un pit
bull o un rottweiler deambulando por la propiedad”, dice Waltrip.
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