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Luego de la reciente disminución de restricciones por parte
del gobierno estadounidense y del mejoramiento de las rela-
ciones diplomáticas con Cuba,
cerca de la mitad de la población
del país ahora está interesada en viajar allí, según un informe de Allianz
Global Assistance, una compañía proveedora de seguros de viaje.
Cuba ya es uno de los destinos turísticos más grandes en el Caribe y
se encuentra en segundo lugar después de la República Dominicana
en la cantidad de visitantes que recibe. De acuerdo con la Asociación
de Hoteles y Turismo del Caribe, el número total de habitaciones de
hotel en Cuba es de unas 62.000, más otras 15.000 planificadas para
su construcción en los próximos dos años.
El nuevo acceso a la “fruta prohibida” está atrayendo gran atención.
Muchos turistas desean ver Cuba antes de que un desarrollo masivo
cambie el carácter del país que ha estado protegido por tanto tiempo.
Asimismo, existen aquellos que quieren estar entre los primeros en
visitar Cuba, con derecho a jactarse y conseguir que otros viajeros
también lo hagan.
Pero, ¿está lista Cuba para el
tiempo compartido, incluso para
recibir una oleada de turistas de los
Estados Unidos? Según quienes
están al tanto de la actividad en la
región caribeña, aún queda mucho
camino por recorrer.
Negocios en gestación
Hoteles, aerolíneas y compañías
de cruceros en los Estados Unidos
ya están planeando ser parte de un
futuro auge económico proveniente
de este nuevo destino turístico.
“Algunas compañías hoteleras esta-
dounidenses comenzaron a trami-
tar acuerdos de principio con Cuba
en los últimos meses”, expresó
Vanessa Ledesma-Berrios, directora de operaciones de la Asociación
de Hoteles y Turismo del Caribe.
En marzo de 2016, el gobierno de EE. UU. aprobó una solicitud
de Marriott International para llevar adelante negocios de empresa
conjunta con Cuba. La compañía comenzó de inmediato a discutir
oportunidades con socios potenciales en ese país.
También en marzo de este año, Starwood Hotels & Resorts
Worldwide subscribió tres contratos de administración de hoteles
en Cuba, convirtiéndose en la primera compañía hotelera estado-
unidense que entra en el mercado cubano en casi 60 años. A fines de
2016, el Hotel Inglaterra en La Habana se unirá a la línea de hoteles
de lujo Luxury Collection de Starwood, mientras que el Hotel Quinta
Avenida se convertirá en una propiedad Four Points by Sheraton.
Además, Starwood tiene planeado incluir el Hotel Santa Isabel en su
línea Luxury Collection, luego de la incorporación de los otros dos.
Varias aerolíneas están planeado comenzar a volar de ida y vuelta
de ciudades estadounidenses a destinos cubanos antes de fines
de este año. De hecho, el vuelo 387 de JetBlue, originado en Fort
Lauderdale, Florida, aterrizó en Santa Clara, Cuba el 31 de agosto,
el primer vuelo comercial a Cuba basado en los Estados Unidos en
más de 50 años. El Departamento de Transporte de EE. UU. (DOT, por
sus siglas en inglés) ha aprobado vuelos a la ciudad de La Habana
desde 10 ciudades estadounidenses para ocho aerolíneas: Alaska
Airlines, American Airlines, Delta Air Lines, Frontier Airlines, JetBlue,
Southwest Airlines, Spirit Airlines y United Airlines. A principios de
junio, el DOT aprobó vuelos a nueve ciudades cubanas (aparte de
La Habana) para American Airlines, Frontier Airlines, JetBlue, Silver
Airways, Southwest Airlines y Sun Country Airlines.
Demanda explosiva, falta de infraestructura
Una encuesta llevada a cabo por Allianz Global Assistance durante la
visita del presidente Obama a Cuba a principios de año, dio a conocer
que la disminución de las restricciones de viaje despertó el interés de
un 35% de los encuestados por viajar legalmente al país. Cerca de
un 7%, respondió que era muy probable que viajará a Cuba, mientras
que un 22% declaró que era posible que lo hiciera.
De aquellos aventureros con alta probabilidad de visitar Cuba,
solo el 4% planea hacerlo en 2016, mientras que el 10% lo hará en
2017 y el resto no sabe cuándo. Los estadounidenses que están
evaluando sus posibilidades de viajar a Cuba en el futuro, de acuerdo
con las categorías permitidas en estos momentos, también deben
considerar que aún no se implementan cambios necesarios en áreas
como: el uso de tarjetas de crédito, acceso a wifi e internet, la presen-
cia de servicios médicos modernos,
estancia en hoteles con servicios e
instalaciones actualizados y viajes
vía aerolíneas y cruceros de los
Estados Unidos.
No olvide que aún existe un
embargo
Junto con las inquietudes genera-
les y la falta de infraestructura, es
importante tener presente que el
embargo que afecta a Cuba no
ha sido cancelado, según explica
Tomás Acevedo, director de asun-
tos gubernamentales y asesor legal
de la Asociación Americana de
Fomento de Complejos Turísticos
(ARDA, por sus siglas en inglés).
“Los viajes por turismo a Cuba aún no están permitidos para los
ciudadanos de Estados Unidos”, él declara. “Solo pueden viajar
quienes clasifican en alguna de las 12 categorías identificadas en
las Regulaciones de Control de Activos Cubanos, impuestas por la
Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC, por sus siglas en
inglés).” (Favor, ver recuadro en la página siguiente).
El único cambio, él indica, es que ahora no se necesita una licen-
cia específica, siempre que la razón del viaje esté incluida dentro
de una de las 12 categorías de viaje mencionadas en el recuadro.
Antes, un viaje por cualquiera de estas razones requería una licencia
concedida por la OFAC.
¿Qué significa esto para el tiempo compartido?
“Dado que actualmente no existe una legislación para la industria
de tiempo compartido en Cuba, las oportunidades para emprender
negocios en la isla no son inmediatas y antes deberán abordarse
muchos asuntos entre los gobiernos de Estados Unidos y Cuba
que permitan crear un ambiente comercial sólido y próspero”, dice
Acevedo.
“Un producto de tiempo compartido al estilo de los Estados
Unidos sería muy difícil de concebir en Cuba en estos momentos.
En primer lugar, no sería un producto escriturado dado que todos los
terrenos pertenecen al gobierno”, él explica. “Cualquier ley de tiempo
compartido probablemente permitiría solo el derecho de uso, modali-
dad que ha funcionado bien en México y en la República Dominicana,
los dos mercados de tiempo compartido más exitosos en la región”.
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