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VIAJES
VIAJES DE EE. UU. A CUBA
Las Regulaciones de Control de Activos Cubanos
actualmente restringen los viajes desde los Estados
Unidos a Cuba, excepto en ciertas circunstancias.
Estas incluyen:
1. Visitas a familiares
2. Asuntos oficiales del gobierno de EE. UU., gobiernos
extranjeros o ciertas organizaciones intergubernamentales
3. Actividades periodísticas
4. Estudios y reuniones profesionales
5. Actividades educacionales
6. Actividades religiosas
7. Presentaciones públicas, clínicas, talleres de trabajo, competencias
atléticas y otras, y exhibiciones
8. Apoyo para la población cubana
9. Proyectos humanitarios
10. Actividades de fundaciones privadas, estudios o institutos
educacionales
11. Exportación, importación o transmisión de información o
material informativo
12. Ciertas transacciones de exportación podrían ser consideradas para
recibir autorización de acuerdo con las reglas y normas existentes
kmiragaya/Depositphotos
“Sin duda, los cambios en la legislación son clave para el estable-
cimiento del tiempo compartido en Cuba”, comenta Marcos Agostini,
vicepresidente sénior de ventas y servicio para Latinoamérica, de
Interval International. “Dado que los consumidores estadounidenses
son los compradores número uno de tiempo compartido en el mundo,
la instauración de reglamentos que reconozcan de alguna manera el
modelo de derecho de uso sería muy beneficioso y no interferiría con
las leyes de bienes raíces cubanas”.
¿Cuándo será la hora para el tiempo compartido?
Para que el tiempo compartido se instaure en Cuba, en primer lugar,
deben cancelarse o reducirse más las restricciones de viaje de los
estadounidenses a Cuba, además se deberá abordar una serie de
otros desafíos. Para Ledesma-Berrios, eso significa enfrentar asuntos
relacionados con seguros y transacciones financieras. Hay mucho tra-
bajo legal por hacer”, ella indica. “Queda un largo trecho por recorrer”.
Tanto Ledesma-Berrios como Acevedo concuerdan en que Cuba
no está preparada todavía para la llegada masiva de turistas. Primero,
es necesario construir una infraestructura no solo en comunica-
ciones, sino también en transporte y capacidad de alojamiento, a la
vez que aligerar sus propias restricciones.
“Es difícil decir con exactitud cuándo será el momento propicio
para el tiempo compartido en Cuba”, declara Acevedo. “Siendo
realistas, estamos hablando de unos cuantos años”. “El hecho de
que estamos en un año electoral en Estados Unidos podría influir en
la rapidez de los eventos futuros”, él agrega. No obstante cualquiera
sea el resultado, él predice: “La puerta se abrió en Cuba y no creo
que pueda cerrarse”.
CUARTA EDICIÓN 2016
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