“El crecimiento de la Riviera Maya ha sido feno-
menal”, dice Marcos Agostini, vicepresidente
sénior de ventas a complejos y desarrollo comer-
cial para Latinoamérica, de Interval International.
“Existe un ambiente de ‘elegancia a pies descal-
zos’ y a la gente le encanta sentir que realmente
están en México”.
Ese sentimiento es evidente. En 2015, se
predijo que la Riviera Maya recibiría 4,5 millones de
visitantes, una cifra superior a los 4,4 millones que
llegaron en 2014 y a los 1,2 millones de turistas del
2000, según la oficina de Turismo y Convenciones
del área. Gran parte de ese crecimiento se debe al
aporte de la industria del tiempo compartido. El
estado de Quintana Roo, donde se encuentra la
Riviera Maya, se ha convertido en uno de los mer-
cados de tiempo compartido más importantes del
mundo. “Seguimos creciendo”, afirma Ana Patricia
de la Peña, presidenta de la Asociación Mexicana
de Desarrolladores Turísticos A.C. (AMDETUR).
“Como destino, Quintana Roo tiene solo 40 años.
Aún queda bastante tierra por desarrollar”.
Aquí los desarrolladores tienen muchas venta-
jas: desde las vistas espectaculares y la cercanía a
las ruinas mayas, hasta el beneficio de contar con
el segundo aeropuerto más grande de México.
Pero lo que más engrandece esta región es, quizás,
la disposición de los desarrolladores para introducir
nuevas ideas y estrategias.
Belleza natural
Los límites exactos de la Riviera Maya no son pre-
cisos pero, en general, se denomina así a la zona
costera de 136 kilómetros (85 millas) que se
extiende desde Puerto Morales hasta un poco más
Riviera
MAYA
Por Judy Kenninger
Ser parte de
la acción en la
Hasta hace unos años, la región que se
extiende desde un poco al sur de Cancún
hasta las antiguas ruinas mayas de Tulum,
conocida como la Riviera Maya, era un trecho
de villas de pescadores somnolientas a
lo largo de hermosas playas. Las aguas
caribeñas continúan bañando la costa,
pero la zona ya no está dormida.
ENFOQUE
DEL MERCADO
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PRIMERA EDICIÓN 2016