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Cielos soleados

“Cuando alguien piensa en vacaciones, uno de los primeros destinos que

viene a la mente es el Caribe”, comenta Marcos Agostini, vicepresidente

sénior de ventas y desarrollo comercial para Latinoamérica, de Interval

International. “Hay 32 naciones insulares, cada una con su propia identi-

dad y atractivo. En estos momentos, vemos una mayor demanda desde

Estados Unidos y de Latinoamérica, a medida que crece el ingreso de las

clases medias de la región”.

Según la CTO, en 2015 los países sudamericanos generaron 2,1

millones de visitantes al Caribe, un incremento del 18,3% en relación al

2014. También informó que Venezuela, Brasil y Argentina, en ese orden,

fueron los principales mercados en América del Sur.

“La línea aérea COPA que tiene su base en la Ciudad de Panamá,

Panamá, ha ampliado su servicio al Caribe de manera significativa”,

agrega FrankComito, director ejecutivo y gerente general de la Asociación

Caribeña de Hoteles y Turismo (CHTA, por sus siglas en inglés).

“Este aumento en el transporte aéreo implica que viajar al Caribe es

mucho más conveniente. Con mejor conexión, un trayecto que antes era

de siete horas se convierte en un vuelo de tres horas, desde el este de

Estados Unidos y de Latinoamérica”, dice Agostini.

Los países caribeños han llevado a cabo mejoras substanciales en

sus aeropuertos e infraestructura en general, volviéndolos destinos más

atractivos para las aerolíneas. “En los últimos cinco años, las instalacio-

nes aeroportuarias han tenido un importante crecimiento y los gobier-

nos están ansiosos por atraer más vuelos y recuperar esas inversiones”,

explica Comito.

Quizás la clave de este aumento del turismo está en el esfuerzo coor-

dinado de las aerolíneas, los gobiernos y las organizaciones de turismo

por hacer un buen trabajo de mercadeo. “Los estudios muestran que la

mayor frecuencia de vuelos impulsa la demanda”, dice Riley. “En con-

secuencia, los destinos, los profesionales de la industria y las aerolíneas

en conjunto desempeñan una labor esencial en lo que respecta a crear

conciencia y en aumentar la demanda”.

Por ejemplo, la CTO provee información confiable para analizar la

industria y generar datos útiles de comercialización. Además, la comisión

de la CTO a cargo de las actividades aeronáuticas lleva a cabo un papel

valioso enfocándose en mejorar la experiencia del pasajero, reducir el

costo del viaje, garantizar la seguridad del viajero y modernizar el marco

jurídico y normativo.

La CHTA y los hoteleros también colaboran con las aerolíneas, auto-

ridades de aeropuertos y ministros de turismo y de hacienda. “Cuando

todos estos protagonistas trabajan unidos, se crea el

mejor escenario económico para que las compañías

aéreas aumenten sus vuelos”, agrega Comito.

“Más aviones se traduce en más turistas”, dice

Dave Clark, vicepresidente de planificación de red de

JetBlue. “Sin duda estimulamos la demanda”, él afirma.

“Existe una gran cantidad de información disponible

que demuestra que cuando hay más vuelos, el interés

crece. Por supuesto debemos hacerlo en conjunto con

los destinos porque la gente necesita un lugar donde

quedarse una vez que llega. No podemos agregar una

cantidad infinita de asientos sin tener en consideración

el crecimiento del número de hoteles”.

Panorama a largo plazo

Ya sea que el aumento del tráfico aéreo incrementa la

demanda o la mayor demanda redunda en más vue-

los, todos parecen estar de acuerdo en que la baja de

precios hace la propuesta de viajar más atractiva.

Por lo tanto, si no se introducen cambios en las políticas tributarias hay

poco espacio para negociar. “Si se suman los impuestos del lugar de

destino a los impuestos de Estados Unidos —que no son pocos— el

total puede ser la mitad del precio del pasaje”, dice Clark. “En estas

circunstancias, los impuestos inflan de manera artificial el valor del

asiento y esto reduce la demanda”.

Comito concuerda. “Al subir las tarifas, se pierden aerolíneas y se

pierden pasajeros, eso se ha comprobado una y otra vez. El objetivo no

es sacar dinero de las arcas gubernamentales sino que contar con una

política que tenga sentido para todos los interesados. Si logramos subir

el número de viajes, aumentaremos el gasto y el crecimiento económico.

La Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA, por sus siglas

en inglés) ha hecho un llamado a los gobiernos y representantes de la

industria aérea en Latinoamérica y el Caribe para trabajar en conjunto y

maximizar las oportunidades que brinda la conectividad de la aviación

para impulsar el desarrollo económico. “Hay 130 impuestos diferentes

sobre los boletos aéreos en Latinoamérica y la región del Caribe”, dice

Tony Tyler, el director general del grupo. “Estos suben el costo de la

conectividad para negocios, viajeros individuales y turistas potenciales. A

la larga, limitan la capacidad de catalizar la expansión económica, perju-

dicando la economía en general”.

Se ha producido un reciente auge en la llegada de visitantes den-

tro de la región —un aumento del 11% en 2015 comparado con el año

previo. “Si otros países caribeños adoptaran políticas de cielos abiertos

veríamos un incremento aún superior”, dice Comito.

La preocupación en materia de seguridad, generada por los ataques

terroristas en Francia y Bélgica, podría llevar más turistas a la región

caribeña en el futuro cercano. “Los vacacionistas de Estados Unidos y

Europa quizás consideren el Caribe una alternativa aún mejor este año”,

agrega Agostini.

Sin embargo, el impulso más grande en 2016, con toda seguridad,

provendrá del aumento de viajeros de Estados Unidos a Cuba. Como

resultado de un acuerdo firmado en febrero entre los dos países, varias

aerolíneas han solicitado al Departamento de Transporte de EE. UU. la

concesión de rutas a la ciudad de La Habana. A fecha de imprenta, se

espera que a fines de agosto se anuncie los nombres de las compañías

que recibirán la adjudicación de esos vuelos. En junio, American Airlines,

Frontier Airlines, JetBlue, Silver Airways, Southwest Airlines y Sun Country

Airlines recibieron la aprobación para volar a nueve ciudades cubanas

(aparte de La Habana) desde cinco ciudades estadounidenses.

En lo que se refiere a esta región, JetBlue está apostando todo. “El Caribe es una zona

estratégicamente valiosa para nosotros”, expresa Dave Clark, de JetBlue. “Para nosotros

ha sido una de las dos áreas de mayor crecimiento durante los últimos cinco años y en

la actualidad el 30% de nuestra capacidad está dedicada al Caribe y Latinoamérica.

Si se observa a las aerolíneas de Estados Unidos, el porcentaje de nuestros vuelos al

Caribe es más del doble que el de las otras compañías.

JetBlue planea agregar aún más conectividad a las islas cuyos aeropuertos ya están

conectados con ciudades de EE. UU., como Fort Lauderdale, Florida.

Además, el transportista se ha desviado de su modelo de servicio único agregando Mint,

un servicio a bordo de primera clase, con embarque prioritario, asientos totalmente reclinables,

comidas artesanales y más. También, provee jets privados a clientes que deseen ir a lugares

como Barbados y Aruba.

La respuesta inicial a Mint ha sido muy bien recibida y se espera un aumento en el número

de vuelos muy pronto.

CONDICIONES

PERFECTAS

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